Desvarío #5

Tu cuerpo mide una almohada y media de ancho

por poquito más de tres de largo.

Te abrazo, siempre te abrazo,

entrelazando mis piernas entre las sábanas,

con mi brazo a lo largo de tu suave y acolchonado pecho desnudo.

Tu voz desconocida resuena en mi mente

y me susurra buenas noches al oído.

Y sonrío, te juro que sonrío,

inclusive escondo tímida y risueña el rostro

entre tu cálido y cómodo brazo,

reclamándote enamorada que eres un coqueto.

Suspiro, pidiéndole a Dios mientras cierro los ojos

(y tú sabes que yo no soy creyente)

para que mañana pueda verte, a pesar de la distancia,

que siempre durmamos juntos, felices;

que me permita besar tus arruguitas de viejo,

acariciar to barriga dominguera,

y estar, sólo estar, en silencio;

en tranquilidad íntima y tímida

disfrutando del amor que nos hemos jurado.

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