Monday, January 17, 2011

Fantasma.


Hace días soñé que iba en un avión, y este avión de tanto en tanto debía salír de la atmósfera, hacia el espacio. Esta noche volví a soñar con dicho viaje. Cuando estaba en el espacio, y podía ver a la lejana Tierra por la ventana, algo salía mal. El capitán nos lo dijo; algo había fallado y probablemente moriríamos. Conforme íbamos de picada hacia la Tierra, impactamos sobre el suelo, y todos morimos. Soñé que morir no dolía, que solamente pasaba, de un segundo a otro, y ya. Recuerdo que cuando miré, había una plasta de víceras y de sangre regados por el suelo. Me sentía extraña y liviana, así se sentía ser un fantasma; fue entonces cuando descubrí que en efecto existían, y necesitaba contárselo a alguien. ¿Pero cómo? La energía que me separaba a mí de los vivos era como una pared densa e invisible, y por más que le hablaba, ni yo lograba escuchar mi propia voz. Vi mi mano, la ví transparente. Intenté tocar a alguien que estaba cerca, y esa persona pareció sentir una fría brisa sobre ella. Reconoció mi presencia, pero no a mí, ni nada más que una presencia. Me dispuse entonces a vagar gozando de una nueva libertad. Nadie podía escucharme, nadie podía verme. Caminé cerca de mi casa, y decidí visitar el hogar de Lancer. Tenía miedo y me sentía intimidada, así que sólo permanecí ahí, como el fantasma que era, frente a la reja de su casa. Quería entrar, pero no podía. Después de todo, él ya no me quería; después de todo, existe la magia que protege a los espíritus de otras dimensiones de los vivos. De nuevo con el corazón roto, me fui, cuando de la acera de enfrente un hombre pareció verme y me invitó a tomar té. Yo estaba soprendida de que alguien pudiese verme, sin embargo, acepté. Me dijo que sí había quienes teníane sa habilidad.

Y luego desperté.


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Friday, January 7, 2011

Viaje en tren.

Una vez iba yo en un tren hacia un rumbo desconocido. No había nadie más en el vagón, sin embargo reconocí un par de rostros. El cristal por el que miraba me mostraba un paisaje virgen, verde, muy lleno de vida y divertido. Al recargar mis codos en el marco de la ventana lanzé un suspiro y recuerdo que cruzó por mi mente el pensamiento de querer permanecer ahí más tiempo. Entre más me alejaba, más me acercaba a las grandezas naturaleza, más le conocía y más me gustaba.

Pero el movimiento cesó completamente de un sólo golpe.



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