Desvarío #13

El mundo es cruel. El mundo es un lugar intolerante para los que son diferentes a los regulares. Me rehúso a llamarlos "normales", porque nadie lo es. Todos somos, todos tenemos, algo de grotesco. Una deformidad. Un desequilibrio. Un fetiche.

¿Y quienes son ellos para señalarme? ¿Quienes son ellos, los que critican mi lamento a la sociedad, a la soledad? ¿Quienes son ellos, los que navegan con la bandera del amor propio? Ellos, los irregulares, los que necesitan creer que no son vulnerables para que su mundo no se desborone.

Todos estamos heridos de alguna forma u otra; todos sangramos. Y pienso en ti, mi único lector, cuando digo que es eso, nuestras heridas, las que forman esta protección impenetrable al velar uno al otro. Esta red al tomarnos los brazos --así sean virtuales--, esta unión, esta protección, nuestro escudo.

Unámonos los grotescos. No los fantoches, no los egos, sino el más puro deseo inmaculado de la protección del uno al otro, y que en nuestras aberraciones, encontremos la belleza, la solidaridad, la paz de nuestras almas torturadas, la armonía.

Nuestras cicatrices contarán nuestras historias Nuestras historias cantarán nuestras aventuras.
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Redes al agua

No es tu culpa que yo piense demás.
Ni que sea yo quien me imagine
A ti y a mí
Envueltos
A tu merced
A la merced de tu dominio,
De tus gracias.

No es tu culpa que yo me encuentre atrapada entre tus redes.
Las echaste al agua
Pero no tienes intenciones de pescar,
Sólo de atrapar.
Atrapada estoy.

Y no sólo es eso; tú las echaste,
Pero yo nadé a ellas.
Voluntariamente.
Necesitada.
Esperanzada.
Coloqué mis esperanzas donde no debí.

Ahora debo aprender a liberarme.
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Noches como estas.

Odio las noches como estas.

Las ideas en mi mente se revuelven como un remolino.
El corazón me incita al llanto, quieto y mudo,
Un suspiro estóico.

Los demonios internos salen a jugar,
Y no hay ángeles cerca para controlarlos.
Ni los ojos que me piden llanto,
Ni la presión de la madrugada
Logran someterlos.

Odio las noches como estas.
Porque lo pienso todo
Y no llego a nada.

Sólo confirmo, como una marca,
Indeleble y viva,
Ardiente y voráz,
de que estoy viva.
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