Sunday, March 27, 2011

Noche de asunción

Esta noche, un lamento por su vida.
Una elegía, esta noche, para su corazón.
Un himno a su historia, esta noche;
A la antihéroe de la narración.
¡Nadie pudo penetrar su coraza,
ni disfrutar de las dulces mieles de su fruto!
¡Pobres mortales! Su perseverancia fracasó.
Nadie pudo salvar a la damisela,
se hundió en el pantano de su soledad.
Ya no existen los príncipes valientes,
honestos, de corazón.
Cesaron ya los azules y los violetas,
no hay ni siquiera corceles que montar.
Adiós a la damisela,
refugiada en su ataúd.
Nadie le extendió la mano
y hubo algunos que la dejaron ir.
¡Pobre de la damisela!
La de los pechos arrugados,
la pequeña, con líneas de expresión.
Refugiada en el ataúd, sin anillo de compromiso.
Nunca conoció su castillo,
mucho menos la revolución.

---------
Todos los textos e imágenes publicados son copyright ©2010, MadderSky

Thursday, March 24, 2011

Es hora ya de despertar.

"La única función de una creencia, es demostrar por sí sola que es cierta."
"A thought's only purpose is to prove itself true."
-Sean Stephenson.


Siempre he pensado que la frase "quererse y aceptarse a sí mismo", tenía un pequeño asterisquito al final que hasta mero abajo en las letras chiquititas que nadie lee (porque las ponen para que nadie las pueda leer, donde ponen los ganchos y todo eso), que decía "aplican restricciones, sólo válido para personas con una personalidad alegre y divertida y delgados."

Hasta hace muy poco he despertado de ese auto sabotaje que me he impuesto durante años. Me he odiado por ser obesa. Me he denigrado, violado y prostituído; y no sólo eso, he permitido que me denigren, que me violen y que me prostituyan. Me he permitido limitarme y que me limiten, me he lastimado y permitido que otros me lastimen; he cerrado los ojos ante muchas cosas, disfrutarlo y permitido que me impongan una venda en los ojos.

Me han dicho que soy hermosa, y no quise escuchar. Yo no me creía hermosa, era horrible. No me permitía creer algo semejante, me aterraba. Aún me aterra la idea de aceptar que alguien se acerque a mi corazón. Me decían que era muy gorda para ser feliz, que era muy gorda para disfrutar de la vida, y me lo creí. Acepté esas palabras y en ellas basé mi conducta y mis pensamientos.

Entonces era infeliz y me refugiaba en otros mundos y en otras cosas, como "no seré hermosa, pero soy muy inteligente" y me aferraba a eso, pero en el fondo quería decir que era hermosa. Ponía mi mejor cara y para evitarme problemas decía que yo sabía que era hermosa (para que otros estuvieran orgullosos de mí, para quedar bien, para encajar con algún grupo de personas, etcétera), y en el fondo me quedaba esa espinita de duda, de "¿es esto lo único que me queda?"

Y después de toda una vida entera de lucha, de muchos golpes, de muchos llantos gracias a mi terapeuta, y señales de la vida, aprendí que todo eso que yo creía era real. No cierto, no verdad, sólo real. Pero era real no porque fuera cierto, sino porque yo lo convertí en mi realidad. La realidad no existe; uno crea su realidad. No es "ver para creer", como dice Sean Stephenson, es "creer para ver". ¡Eso es verdad!

¿Pero saben qué? Soy hermosa. De mil formas, soy hermosa. De mil formas, soy asombrosa. Todos los que me han dicho alguna vez en sus vidas que soy fea, que soy gorda, que esto que el otro... ¡no se trataba de mí! ¡Se trataba de su inseguridad! Con algo que ellos no se sentían cómodos de sí mismos. Yo puedo hacer mucho más que lo que me he permitido ahora. ¡Yo soy mi único obstáculo! Y es bastante liberador saber que soy hermosa (no creer, saber).

Y quiero llevar un mensaje a todos aquellos que les han dicho que son demasiado gordos, demasiado flacos, demasiado altos, demasiado chaparros, demasiado blancos, demasiado negros, etcétera: ¡sólo es cierto si tú te lo crees!

No estoy diciendo que ser gordo es lo ideal, ni que ser flaco es el ideal. Digo que lo ideal no existe, sólo lo saludable. Y hasta lo saludable es subjetivo. Uno tiene que estar contento consigo mismo antes de decidir trabajar en su peso. Yo antes quería bajar de peso porque "quería ser bonita", ahora quiero bajar de peso porque yo no quiero ser obesa, sólo más delgada. Ni si quiera tanto por salud (mucho menos por estética), sólo porque quiero ser más delgada. Y sin embargo, gorda soy hermosa. Ya soy hermosa. Siempre lo he sido. :3


---------
Todos los textos e imágenes publicados son copyright ©2010, MadderSky

Saturday, March 19, 2011

Carta de una Madre a su Chiquilla.

La fatídica noche que te visité después de aquella tragedia, te encontré como jamás creí verte, a ti, hija mía. Esa fue la noche en la que decidí hacerte mía. Llovía, y llovía a horrores. Los relámpagos dramatizaban el terror de aquella lúgubre noche y sin embargo fue uno de ellos el que anunció mi presencia. El mismo rugido del trueno te obligó a alzar la mirada cuando yo estaba frente a ti en ese lugar donde solía haber antes una puerta en la pequeña casa de huéspedes que albergaba el jardín de tu palacio. Te ví, y no estabas sola. Estaba tu famlia contigo, yaciendo inmóviles en el suelo; tu madre me miraba aterrada, su boca gritaba un eterno grito silencioso. Tu padre estaba cerca de ti; bueno, a excepción de su otra mitad, esa nunca la encontraron. Sin embargo, te aferrabas a tu hermano con tanta necedad, con tanta enjundia y con tanto cariño, que hasta alguien como yo pudo verse conmovida. Su espalda estaba recargada contra tu pecho, y su cabeza sobre tu hombro y tú te mecías suavemente de enfrente hacia atrás como una madre que intentaba adormecer a un infante rebelde. Sin embargo fueron tus sollozos los que llevaron lágrimas a mis ojos. Oh, hija mía ¡cuánto hubiera dado por no verte llorar! Y yo... no sabía como acercarme a ti, ni consolarte.

Me miraste directo a los ojos, y lo hiciste con un odio que yo no merecía pero que justificaba y acepté con alegría. Me contuve, me quedé en la puerta. La lluvia mojaba mi cabeza. Con la voz entrequebrada, me preguntaste cuánto llevábamos de conocernos. Pequeña tonta; si tú, que siendo la humana que eras, no podías recordar los años que hemos permanecido juntas, ¿por qué habría de hacerlo yo? Sin embargo, contaba los días, y debo confesarte que había olvidado cómo contar; qué tan largos podían ser los segundos, los minutos y los días. Casi de inmediato te respondí, con la voz más serena que pude. Llevábamos de conocernos doce años, seis meses y tres días. Me preguntaste por qué siempre te visitaba de noche, por que jamás te cortejé de día; pero me fue imposible responderte en ese momento. Tu dolor, aunque fue la escena más hermosa que en toda mi eternidad contemplé, hizo que por poco casi latiera mi inerte corazón. Caminé hacia ti, observándote, pobre pequeña mía, sólo pudiendo contemplar el dolor y el odio con el que me mirabas. Me senté al frente tuyo; y al volverte hablar mi voz no se quebró, pero esa fortaleza se vio traicionada por los rastros de escarlata que ahora marcaban mis mejillas; nosotros sólo podemos llorar sangre, y sangre te lloré. Abrí mis brazos hacia ti aunque yo sabía que no soltarías el cadáver de tu hermano; pero no quería hacer más que terminar tu dolor, o compartirlo.

–Sé cuánto te está carcomiendo tu miseria, hija mía. Ven.

Y tú me viste aún más furiosa, negaste con tu cabeza y te aferraste más al pecho de tu hermano.

–Puedo terminar tu dolor, pero debes aceptarme.

Bajaste la mirada, decidiste ahora contemplar el hermoso rostro de tu amado príncipe. Sollozaste unas cuántas veces más, delizaste apenas la punta de tus yemas sobre su mejilla. Él parecía sonreírte y agradecerte desde ultratumba tus caricias. Tú callaste sus pensamientos con un beso; besaste sus labios confésandole por fin aquel retorcido e incestuoso amor y deseo que le tenías. Me ví atacada por incontrolables olas de celos y de rabia, y decidí interrumpirte.

–Yo sé de una forma para terminar tu dolor, hija mía, esta noche. Nunca más volverás a sufrir.

Al parecer esa delcaración tenía la combinación correcta de palabras, por que volviste a mirarme, con un enorme sentimiento de esperanza en tus ojos; sin embargo tus manos aún se negaban a creer en mis palabras. Me preguntaste que cómo sería eso posible, y entonces me decidí. Me incliné hacia ti y por fin pude estrecharte entre mis brazos; no podía creer que estaba a punto de hacerte mía. Besé tu cuello; me embriagué de aquel aroma que emanaba de tu piel; humana, ese olor a frutas que siempre te acompañaba. Rocé mi lengua por tu piel probando tu delicioso sabor de virgen; pero el cadáver de tu hermano aún nos estorbaba, así que lo quité de enmedio de manera lenta y cuidadosa, pero con entero descaro. Sonreí al ver que no opusiste la más mínima resistencia. Sabía que tanto tú como yo deseabas esto. Podía casi temblar de la emoción, pero me contuve. Era yo quien debía contrarlo todo. Y ahí fue el momento preciso para responder esa pregunta que anteriormente no pude.

Mi niña, te prometo que jamás quise causarte más dolor, pero era el pequeño precio que debías pagar por la felicidad que te prometí. Intenté ser lo más gentil que pude al perforar tu cuello, al abrazarte, al poseerte, al beber el carmín de tu herida. Comprendiste en qué te habías metido e intentaste liberarte; pero ya habías empezado a perder fuerza y a ceder ante el indudable placer que mi mordida te imponía, y para serte franca... no hubiera permitido que te me escaparas. Un silencioso relámpago marcó tu fin.

Pero al final, eso no importó, ¿verdad? Seguramente ya ni has de acordarte cómo fue aquella noche y desde entonces yo no he vuelto a contar más los años, ni me he vuelto a percatar de la longitud de los segundos; pues ahora el tiempo es lo último de nuestras preocupaciones. Para nosotros, los segundos son los años, los minutos son las décadas, y las horas siglos; nuestra existencia se mide en eternidad.

Te volviste aún más cercana a mí; y yo intenté instruírte lo mejor que pude, y debo confesar que me siento orgullosa de tí, hija mía; pues en eso te convertiste para mí, y yo en tu madre. Sangre de mi sangre.

Probablemente, cuando leas esto, mi chiquilla, sabrás que probablemente no volveremos a vernos, aunque no por eso estaremos incomunicadas. Sabes donde encontrarme y yo sé dónde encontrarte. Mi hogar es este; y el tuyo está bajo los mandatos de aquel, mi señor, que me ha asegurado tu santuario; aquí ya no es un lugar seguro para ti. Mi hija, te pido que no me odies; no te he desechado; al contrario, te estoy protegiendo como nunca antes. Coloca tu apellido en alto, mi pequeña Svienna; enorgullece a tu madre. Sé impredecible, pues aquella noche te liberé de cualquier atadura, tapujo o censura; te rescaté de aquella timidéz y absurdos tabúes; tu verdadera existencia, es esta.


---------
Todos los textos e imágenes publicados son copyright ©2010, MadderSky

Wednesday, March 16, 2011

Una carta ~Saludos para una quinceañera~ -- Angela Aki

Saludos,
Tú que estás leyendo esto, ¿dónde estás y qué estás haciendo ahora?
Yo tengo 15 años y hay algo que me preocupa
Que no puedo hablarlo con nadie más.
Pero si dirijo esta carta a mi yo del futuro,
Entonces sé que puedo decir lo que pienso.

Tengo ganas de rendirme ahora, tengo ganas de llorar, siento que estoy por desaparecer.
¿En qué palabras debo confiar, conforme avance?
Mi único corazón se ha roto en pedazos vez en vez,
Y estoy viviendo momentos dolorosos ahora.
Estoy viviendo el presente.

Saludos,
Gracias, tengo algo que decirle a la yo de 15 años.
Si continúas preguntándose por qué y a donde deberías ir,
La respuesta se volverá clara.
Los mares de la adolescencia pueden ser duros,
Pero sigue navegando en el barco que son tus sueños rumbo a las orillas del mañana.

No te rindas ahora, no llores, porque cuando sientas que desaparecerás,
Entonces deberías confiar en tu propia voz y seguir adelante.
Inclusive una adulta como yo sale herida y tiene noches de insomnio
Pero estoy viviendo el agridulce presente.
Todo en la vida tiene un sentido
Así que no tengas miedo de seguir tu sueño
¡Sigue creyendo!

Tengo ganas de rendirme ahora, tengo ganas de llorar, siento que estoy por desaparecer.
¿En qué palabras debo confiar, conforme avance?
Ah, no te rindas ahora, no llores, cuando sientas que desaparecerás,
Entonces deberías confiar en tu propia voz y seguir adelante

No importa en qué etapa de la vida estés,
No puedes ir por ahí sin pasar por tristeza
Muéstrame una sonrisa, vivamos en el presente.
Vivamos en el presente.

Saludos,
Rezo para que tú que estás leyendo esto,
Estés feliz.

----------------------------------

Pensé en compartirles esta canción. :3
Está bonita.



---------
Todos los textos e imágenes publicados son copyright ©2010, MadderSky

Monday, March 14, 2011

Para él.

Eres como la roca que aventarías a un lago;
Interrumpes con violencia mis tranquilas aguas desde la superficie hasta lo profundo,
Y creas hermosas ondas agresivas que llegan de orilla a orilla,
Golpeando la arena, cambiando mi paisaje.

Soy como un diabético y tú eres como la última Coca del desierto:
Porque entre más te deseo, más sé que no puedo tenerte,
Y me castigas cruelmente si decido tomarte.
Tu dulce sabor es un veneno que corrompe mi cuerpo.

Eres como ese dolor en mi pecho, sutil y a la vez molesto,
O como ese compañero ruidoso durante un examen.
Eres como ese dolor placentero,
Eres como una piedrita en mis zapatos.

Soy tu marioneta y tú el que disfruta tirar de la cuerda.
Te burlas deliciosamente, y yo me presto a tu juego.
Cruelmente ingenuo, cruelmente estúpido.
¿Y yo? Impotente y frustrada, ya no hay nada qué decir.


---------
Todos los textos e imágenes publicados son copyright ©2010, MadderSky

Saturday, March 12, 2011

Desvarío #3

Soy una mujer de contrastes:
Soy la mujer más astuta, así como la más estúpida.
Soy cáncer hecha mujer:
La coraza de acero y el corazón blandito.
Sé que debo mandarte a diablo,
Pero quiero irme contigo. :(

---------
Todos los textos e imágenes publicados son copyright ©2010, MadderSky

Sunday, March 6, 2011

Delicias deliciosas.

Hago publicidad descarada mediante mi blog:

Hago deliciosos brownies a pedido; también pan de calabaza, de bana & nut, zanahoria y galletas de choco chip. :3 Me queda todo bien rico y barato.

Es por una causa noble.
¿Alguien se apunta?

Interesados mándenme un email o dejen un comment.
(Mi mail está aquí abajito, en el copyright)

. |
.\/


---------
Todos los textos e imágenes publicados son copyright ©2010, MadderSky

Saturday, March 5, 2011

Dragones

Yacían juntas sobre aquel pastizal, casi dormidas, únicamente cobijadas por el calido manto de la noche. Había viento, pero no era frío. Era una noche perfecta. Romántica, ideal, por buscar palabras que pudieran describirlo. Ni siquiera el cadáver descuartizado de aquella enorme gárgola, despidiendo sus fétidos olores podía molestarlas. Dragón de Agua permanecía recostada frente a ella, con sus ojos cerrados, pero Dragón de fuego la observaba. No podía relajarse como su amiga lo hacía. Estaba llegando a su punto de quebrada. Se puso de pie, sin apartar su vista de ella, aunque su intuición le decía que no estaban del todo solas. Cerró sus ojos, respiró profundamente, y usando su tremenda fuerza, tomó una pata de aquella bestia, y golpeó la cabeza de la rubia, dejándola inconsciente.


Sintió un terrible peso sobre ella, una falta de aire que la obligó a despertar de golpe. No podía moverse, estaba siendo atacada de nueva cuenta por una de las gárgolas. Rápidos pensamientos le surcaron la mente; ella y Dragón de Fuego habían asegurado el área; no había más de ellas. Pero no podía respirar, empezaba a asfixiarse. Lo único que podía hacer era pedirle ayuda a su amiga pelirroja quien seguramente no estaba lejos.

-¡Ayudame, no puedo respirar!

Seguía forcejeando inútilmente contra aquel cuerpo. Pasaban los momentos, pero no le ayudaban.

-¡No puedo respirar!

Pero no pasaba nada. Empezaba a perder la consciencia, rápidamente se empezaba a sentir cansada, dentro de poco, ya no tendría fuerzas para luchar. Así mortiría entonces. Hubiera deseado una muerte más honorable, algo más digno; no morir aplastada por una gárgola.
Sin embargo, alguien empezaba a retirar aquel peso de encima; se empezó a sentir feliz y más ligera; no miriría entonces, y volvería a ver a Dragón de Fuego. Pero su héroe no fue quien ella esperaba, pues escuchó una voz familiar, de hombre, que le llamaba.

-Vania, ¿estás bien? -era Dragón de Tierra- levántate rápido, no tienes tiempo que perder.

Dragón de Tierra le daba su mano para ayudarla a levantarse, y una vez de pie, le tomó un momento recuperar el aliento.

-Dragón de Fuego volvió a huir, Vanya; te sepultó bajo el cadáver de la gárgola. Debes ir a alcanzarla.

Volteó la vista y comprobó las palabras del otro: ese era el cadáver descuartizado de la última gárgola que habían matado, y el fétido olor metálico que desprendía, era el de su sangre. ¿Pero por qué había hecho ella semejante cosa?

-¡Corre! -Dragón de Tierra empujó a la otra, quien pronto comenzó a correr para alcanzarla.

Entre más corría, más quería saber qué le había orillado a huír de nueva cuenta, por qué decidió sepultarla, por qué no quería ser seguida de nuevo? Pero eso terminaría esta noche. La alcanzaría. Le obligaría a contarle todo. Por fin divisó su silueta, o lo que parecía serlo, pues la noche escondía bien la pequeña figura de Dragón de Fuego; la luz de la luna no le ayudaría esta noche. No tenía caso perseguirla. En efecto, había vuleto a huir. Empezó a llenarse de ira, sus adentros ardían con dolor y con coraje. Hasta parecía que la tierra misma sucumbía a su furia, pues algunas grietas se empezaron a formar en el suelo alrededor de ella.

-¡Meave! -pero ni volver a exclamar su nombre parecía alcanzarla, no regresaría. Se llevó las manos al rostro, sintiéndose cansada ya; se sentó sobre sus piernas, sin atreverse a alzar la vista. Pero unos brazos firmes rodearon sus hombros, acompañados de la caricia de una voz callada.
-Vamos, Vanya, regresemos al castillo -susurró Dragón de Tierra-, nos esperan. Dragón de Viento también está ahí. Sabes que ella regresará tarde o temprano.


---------
Todos los textos e imágenes publicados son copyright ©2010, MadderSky

Tuesday, March 1, 2011

Es que, entiende.

Ay, es que, entiende que yo ya no te quiero.
¿Cuántas veces debo repetírtelo?
Porque al pareciera que le hablo al espejo,
pero estás dentro de mi cabeza.

Entiende: hice las paces con nuestra historia.
¿Por qué debes seguir acosándome?
Y lo más feo del asunto, es que has hecho,
de mis recuerdos, tu morada.
Y ahora, hasta en sueños me aterrorizas.

¿No fue suficiente la ofrenda de mi dolor por tu partida?
¿Cuánto más necesitas? ¿Tal vez sangre, gritos y poesía?
Sangre no puedo, porque me muero.
Gritos no puedo; necesito mi voz para cantar.
Poesía tampoco, porque claramente no la sé escribir.

Vete ya de mi cabeza,
largo, ¡sácate! Vamos, fuera.
Ya eres dueño de mí.
Y de más ya no se puede.


---------
Todos los textos e imágenes publicados son copyright ©2010, MadderSky

Prefería no verme

Prefería no verme,
Y no podían obligarlo.
A pesar de la lluvia,
A pesar del fuego,
A pesar del frío inminente,
Él prefería no verme.

Mi despedida probó su agridulce victoria,
No me odiaba, pero prefería no verme.
Con el desconcierto en el rostro,
Y con la pena en el alma,
Me tragué mi agridulce victoria.

Era caso perdido,
El prefería no verme,
Y hasta en mis sueños me lo dijo.

---------
Todos los textos e imágenes publicados son copyright ©2010, MadderSky