Sunday, December 5, 2010

La amistad y yo: una reflexión.

“¿Pues cómo ves? El problema fue arreglado mientras estábamos fuera. ¡Al parecer la amistad ha salvado el día una vez más!” –F-ko.

Cuando yo era niña, mi padre siempre me decía que en el mundo no existía tal cosa como la amistad; que uno siempre está solo en el mundo. Yo, obviamente ofendida, siempre le respondía -inclusive algunas veces llorando- que estaba equivocado, y que yo se lo demostraría; pues si yo era una amiga de verdad, entonces alguien más lo sería en el mundo. Y como es de esperarse, a lo largo de mi vida, he contado con amistades ciertamente preciosas: recuerdo a la cómica señorita M. en la primaria, al invaluable señor T. en la secundaria, a la cálida señorita M. en la preparatoria, al engreído señor J. durante mi primera carrera junto con los originales señores K., E. y A; así como a la inigualable señorita K., al talentoso señor H., a la hermosa señorita E. y al único señor L., entre otras. Al parecer he sido bendita con semejante cantidad de amistades, personas que cuya marca en mi vida se havuelto indeleble, y que ciertamente han contribuído a lograr mi meta de probar que mi padre estuvo equivocado, que fueron sus propias experiencias y vivencias los cuales le orillaron a decirme aquello en repetidas ocasiones. Dicen que la vida es una obra de teatro donde uno es el personaje principal y el resto del mundo son personajes secundarios y terciarios que entran y salen de escena conforme la historia se desarrolla. Entonces, es cuando al mirar atrás, me doy cuenta de que al menos en la historia de mi vida, la obra se ha vuelto en un monólogo, y que la interacción con el resto de los personajes es incierta, dejándome buscando más y una sensación de vacío. Talvez mi padre ha tenido razón todo este tiempo y yo he estado siguiendo el débil destello de una ilusión. ¿Pero es así realmente?

La Real Academia Española define “amistad” como: “Afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato”. Sin embargo, en una leve contradicción, Martín Grosz en el 2007 publicó en su blog un artículo donde dice que la amistad unilateral no existe, que si los sentimientos de afecto y confianza no son recíprocos, no puede haber entonces una amistad; por lo tanto esto descarta la parte de “desinteresada” de ladefinición de la RAE. Yo siempre he sido defensora de esta idea, ¿por qué voy a entregarle a alguien una parte de mi alma, tiempo, esfuerzo, sufrimiento, agonía, empatía, y/o felicidad cuando esa persona no me corresponderá a mí? Es aquí donde la nariz se me vapor los aires y se me alzan las cejas; pero cuando lo pienso por segunda vez, ¿por qué debería hacerlo el otro, si yo no lo doy primero? Entonces me pregunto: ¿quién tiene que hacerlo primero, y a las cuántas veces alguien tiene que responder para saber que soy correspondida? Talvez, el interés es un pre-requisito que ambas partes estén interesadas para después volverse desinteresadas. Suena irónico, pero no descabellado. Y se me ocurren decenas de historias que puedan confirmar donde he mostrado y me han mostrado el interés y el desinterés, como en el señor T. y el señor J.; pero lo que no se me ocurre, es, dónde están ellos ahora.

Continúa Grosz diciendo que la amistad genuina es indisoluble, pues no hay tal cosa como un amigo temporario. Los amigos de verdad pueden tener profundos desacuerdos, pero jamás resultarán tan grandes como para amenazar la continuidad de dicha amistad. Esto me recuerda muchas veces cierta frase que yo solía decirle al señor H, le repetía unay otra vez que, no importaban las peleas que tuviéramos siempre y cuando pusiéramos la amistad por delante de todo. Pero así como también menciona Grosz que a medida que vivimos, cambiamos muchas cosas mas no a los verdaderos amigos, en algún lado del camino tanto el señor H. como yo, que los cambios pesaron más que la amistad y ambos olvidamos cómo cuidarla o perdimos el interés por hacerlo. Fuimos amigos, sí; hay tanto testigos como anécdotas que respaldan el hecho, pero, si fuimos amigos temporarios entonces, puesto que ya no existe más el contacto uno con el otro, ¿eso implica que no fuimos amigos nunca? Y sin embargo no puedo contrariar aquella última pregunta con la evidencia viva de la señorita K. “Antes que el orgullo por tener la razón, siempre se impondrá el afecto, la tolerancia y la aceptación del otro tal como es. [...] Tampoco la distancia amenaza a una amistad verdadera: dos amigos siempre se sentirán cerca uno del otro, se encuentren donde se encuentren, y siempre hallarán la forma de mantener el contacto y la vitalidad del vínculo.” (Grosz, 2007) Creo, entonces, que la señorita K. es la amiga más antigua que he tenido; hemos mantenido contacto constante (si no es que diario) durante los últimos años; y a pesar de la distancia, las diferencias de opinión y las vivencias de la vida, hemos sabido pertenecer al lado de la otra.

Adentrándonos en el post sobre la amistad, me llamaron la atención algunas frases sobre las las cualidades de un amigo genuino.“Entre amigos no hay deudas de favores, porque nadie lleva un registro de lo que se da y lo que se recibe. [...] La amistad supone un máximo nivel de confianza recíproca. Los verdaderos amigos se tienen toda la confianza.” (Grosz,2007) Pero la confianza no lo es suficiente, a veces. Por ejemplo, en el caso de la señorita E., no importa realmente cuántas veces procuré mostrarme abierta a las cosas, mostrarle que, sin importar qué, yo estaría ahí. El miedo (en este caso, infundado, al rechazo) le orilló al silencio y gracias a eso perdí una amistad importante. Uno, sobre la amistad, es persona, y como tal, siente, se enoja, se alegra, y teme; y tiene todo el derecho de equivocarse. Talvez ambas no supimos ser amigas en los momentos duros, pues, de ser así, supongo que ahora no estuviera escribiendo estas palabras. “Si cometió un error, lo consuela, no lo reprende. No intenta imponerle su punto de vista, sino extender el que ya tiene aportando nuevas perspectivas. Lo acepta como es, y no le exige que sea como a él le gustaría que fuera.” (Grosz, 2007) Y este es uno de mis defectos más grandes: tengo la costumbre programada de querer transformar las cosas como yo las siento ideales, olvidándome por completo que la otra persona también viene con su propio set de ideales. Sin embargo, un amigo también reprende, ¿no? después de todo, “las críticas constructivas” también pueden ser una variación de un regaño. Grosz también dice que el amigo genuino es incondicional; en las buenas y en las malas, no está sólo cuando las cosas van bien. Considero que esto eslo más difícil de hacer y que no todas las personas pueden alcanzar este desinterés tan bondadoso; creo que lo que importa es siempre querer regresar.

Añadiría también a la lista dos puntos más: el primero sería saber perdonar. Los amigos ideales no existen, así como la amistad unilateral es una farsa. Somos humanos, y los humanos estamos tan lejos de la perfección tanto como lo están físicamente el cielo del infierno uno del otro. Saber perdonar y anteponer la amistad frente los errores más feos es esencial para el mantenimiento de la amistad. ¿Pero qué tanto es suficiente? A veces, los amigos se tornan personas tóxicas, o peor aún: enemigos. ¿Estas amistades tienen salvación?
El segundo punto es guardar una cierta distancia emocional. Sonará tal vez raro para algunos, pero creo que ese es un factor clave que ha funcionado en mi relación amistosa entre la señorita K. y yo. En comparación con el resto de las amistades, sólo puedo hablar de mi parte al momento de afirmar que yo pequé de amiga asfixiante; no sólo en mi forma de entregar mi amistad, sino en mi personalidad. Sin embargo, entrela señorita K. y yo no existe tal cosa; y es la única amistad que me ha sobrevivido a lo largo de los años donde exista una distancia emocional a la vez que un contacto diario. Y claro, sólo es una observación; no por esto desecho, devalúo o sobrevalúo otras amistades.

No porque haya basado esta reflexión las opiniones de una sola persona quiera decir que ésta es la ley (aunque juego con la idea de que existieran reglas y alguien que las regule); simplemente su entrada me llamó la atención lo suficiente como para querer poner en escrito lo que tengo en mente. Así que, aún no sé con ciencia cierta si mi padre tenía razón o no. Una gran parte de mi se inclina a darle la razón: he vivido situaciones que me han orillado a perder fe en las amistades; y creo entender por qué él me decía todo aquello, sin embargo también he conocido personas que pueden negar esa frase que me decía mi papá y mostrarle que en efecto estaba equivocado. Tal vez no encuentre en este ensayo la respuesta o la paz que busco, eso vendría a lo mejor con el tiempo; tal vez, lo único que puedo hacer para concluir este ensayo, es mencionar la siguiente cita de John Churton Collins: “Nuestros amigos nos conocen en la prosperidad; pero en la adversidad conocemos a nuestros amigos.”

Grosz, M. (2007). ¿Qué es la amistad? Concepto y características. Cómo reconocer a un amigo verdadero y distinguirlo de los falsos. Recuperado el 5 de diciembre de 2010, de http://cajadecambios.blogspot.com/2007/07/qu-es-la-amistad-concepto-y.html.

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Dragones

       De inmediato, Dragón de Agua se apresuró hacia aquel monstruo para tener un tino más seguro. Alzó su báculo, pronunció unas palabras mágicas y la esfera de cristal comenzó a brillar; moviéndo aquella arma en el aire, conjuró de su alrededor una especie de vapor que poco a poco comenzaban a condensarse en nubes, cada vez más espesas y densas. Dirigió con fuerza el bastón hacia el monstruo distraído, ocasionando que aquellas nubes salieran disparadas hacia él; nubes que al viajar rápidamente por el aire, se transformaban en espesa neblina que, al impactarse se concentró al rededor de sus alas, debilitándolo severamente, impidiéndole volar a su velocidad normal. Sabiendo que el engendro ahora tendría su atención completamente en ella, Dragón de Agua empezó a correr lejos de él y de la aldea, para distraerlo y dejar a los civiles fuera de aquella pelea. Una vez prudentemente lejos, observó como la gárgola se acercaba lentamente hacia ella, lanzando de su boca un chillido insoportable. Volvió a alzar su bastón y de nuevo pronunció otras palabras, y de nueva cuenta la esfera comenzó a brillar, provocando que de inmediato, toda la temperatura a lo largo y ancho de la aldea bajara a tal grado que que al agua que empezaba a rodear el bastón se empezara a congelar. Dirigió de nueva cuenta el bastón al monstruo, pero antes de poder si quiera lanzar ese ataque hacia la gárgola, un repentino ataque por la espalda la tiró al suelo, hiriéndola gravemente, neutralizando el frío del ambiente. Aquellas heladas temperaturas habían llamado la atención de una segunda gárgola y al haber encontrado a la causante, había decidido lanzar su propia represalia contra ella. Ahora herida, Dragón de Agua intentó si quiera arrastrarse para poder alcanzar de nuevo su bastón, pero estaba siendo atacada constantemente por aquel segundo monstruo que se le hacía difícil poderlo alcanzar. Sin embargo, de repente, un grito de guerra fue escuchado a lo lejos, así como un grave quejido agonizante de aquella gárgola paralizada y el repentino olor a quemado: era Dragón de Fuego que había llegado para ayudarla. 

       Una sonrisa moribunda se asomó por su pálido rostro; al verla, se le fueron todas las emociones de celos, enojo y de culpa al pecho en un segundo... surcó el pensamiento por su mente, que tal vez aún se preocupaba por ella... mas logró sobreponerse, al menos por ese momento, para concentrarse en su lucha. La gárgola le propinaba zancada tras violenta zancada, y Dragón de Agua sólo podía defenderse, aunque de forma patética, colocando sus brazos y sus piernas sobre su cuerpo, para impedir ser lastimada más, pues era bastante obvio que ella no podía alcanzar su bastón hasta que Dragón de Fuego por fin la alcanzó y aprovechando que la gárgola estaba concentrada en su presa, clavó su espada sobre la espalda del monstruo, desgarrando sus músculos mientras deslizaba el filo por su espalda. Supieron que el enemigo había sido derrotado cuando escucharon su quejido de dolor, por el olor metálico de la sangre en el aire, y cuando Dragón de Agua sintió que la gárgola caía sobre su cuerpo. Con dificultad, y jadeando, Dragón de Agua intentó quitarse al pesado monstruo de encima, y con la ayuda de su amiga, pudo ponerse de pie.

        –¿Estás bien? Fuiste muy ambiciosa al querer atacar dos a la vez, sabes lo fuertes que son... eres una sanadora, no una guerrera –se inclinó para poder recoger el báculo tirado; inocencia y bondad pura en su mirada, en su voz– pero seguramente podías con ellos, ¿no? Eres tan fuerte...

        Por un momento, Dragón de Agua se sintió culpable. No sólo ella estaba pensando pestes de su amiga, pero ahora ella le había salvado la vida (claro, no era la primera vez que pasaba, después de todo, llevaban juntas bastantes años de servicio a la familia real) sino que le estaba halagando. Dragón de Agua se limitó a sonreír, a desviar la mirada y a tomar el bastón entre sus manos, usándolo como apoyo, pues, de momento, las heridas que le había hecho la gárgola habían sido demasiado fuertes. Pero al parecer, Dragón de Fuego tampoco le estaba viendo a los ojos; de hecho, se le notaba bastante nerviosa. Le observó sacar la espada sangrienta del cadáver aquel, sacudirla un poco para eliminar el exceso, y después volvió a envainarla.

       –¿Regresamos? Necesitas que te atienda Dragón de Viento.
       –No, no, yo puedo sola... soy una sanadora ¿recuerdas? –bajo otras circunstancias, Dragón de Agua hubiera accedido; bajo otras circunstancias, estuviera feliz de ver a Dragón de Viento, pero ahora... la situación era muy delicada. En lo único que ella podía pensar es que al menos por el día de hoy, ella ya le debía bastantes favores a la pelirroja y no quería incomodarla, ni mucho menos tener que ver a Dragón de Viento. Orgullosa, sacó de un bolso atado a su cintura un frasco pequeño con un líquido rosa y se lo bebió al instante –ya me siento mejor –mintió, pues ese elixir no sería lo suficiente para sanarla, esbozando la mejor sonrisa que su dolor le permitiese–, poco a poco voy a recuperar mi fuerza, no te preocupes. Debo revisar que todos en la aldea estén bien. 
       –Pero... creo que deberíamos avisarle a... –detuvo su hablar en seco al observar la fría mirada que Dragón de Agua le aventó; lo que provocó que ella saliera huyendo.
Para ser una mujer de fuego –pensó Dragón de Agua–, es bastante emocional...
Suspiró, volviéndose a sentir culpable. ¡Acababa de salvarle la vida! Lo menos que podía hacer era portarse amable y dejar esas rencillas atrás. Pero estaba tan enojada...

       Aún jadeando, pero mucho menos que hace unos minutos, Dragón de Agua se dirigió a los adentros de la aldea. Sentía sobre ella las furiosas miradas de los aldeanos, quienes sabían más que nadie que ella estaba distraída, y que, por su culpa, habían tenido oportunidad aquellas gárgolas de atacar. Intentó no hacerles caso, siguiendo su camino hacia uno de los puestos destrozados. Varias personas estaban reunidas en ese lugar, pero cuando Dragón de Agua se acercó, todo mundo dejó de hablar, y le lanzaron nuevamente aquellas severas miradas de enojo. Dragón de Agua pensó que jamás se había percatado de cuánto, en realidad, podía pesar físicamente el silencio y una mirada sobre una persona. Logró escuchar algunos pensamientos que claramente exhibían un gran odio hacia ella. Intentó ponerlo de lado nuevamente, y cuando le abrieron paso, notó que, en el suelo, había un hombre de edad avanzada que agonizaba. Se acercó al hombre, sentándose al lado de él y colocando la cabeza del agonizante sobre sus rodillas. Aún sentía sobre su propio cuerpo las heridas frescas de aquel monstruo. Al abrir su bolsillo, notó que ya no tenía ni un elixir del que bebió con anterioridad, así que empleó magia para intentar sanarlo. Pronunció una mantra, una y otra vez, dirigiendo su energía para sanarlo. Sentía la magia abandonar su cuerpo, pero el cansancio y las heridas le hacían de algo tan fácil sumamente difícil. Se vería obligada a aceptar ayuda. Ahora no sólo se distraía con sus sentimientos encontrados con respecto a Dragón de Fuego y Dragón de Viento, sino con que en cualquier momento ella también perdería la conciencia, por lo tanto habría una muerte sobre su conciencia, otra ineptitud más de su parte... seguía intentando sanarlo, intentaba permanecer fuerte, y concentrarse, pero poco a poco ella se sentía más y más débil. Estaba empezando a perder la consciencia.

       Las habilidades de una mujer de agua, eran ciertamente útiles y muy preciadas; no cualquiera, inclusive dentro del mismo elemento del agua, tenían la habilidad de purificar. 
       Pero... cuando el exceso del elemento se encontraba dentro del corazón de una mujer de agua, éste podría hundir a su dueño, arruinando las cosechas, oxidándolo todo. Y a quienes le rodeaban, las imparables corrientes los arrastraban a la misera; podían manipular con descaro, una inestabilidad mental y de emocional, así como volverse patéticamente indefensos, cegados por sus propias distorsiones. Y, por desgracia, Dragón de Agua era víctima de la maldición de su propio elemento.


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Monday, November 29, 2010

Geisha: High-class prostitute or Artist?

       Oftentimes, when I ask a person their opinion of what a geisha is, it feels like what I'm asking is a taboo. Their faces shrug a bit, and suddenly they give me this look, like telling me “why do you ask me this? Do you really want me to say it?” until someone comes along and actually answers that she's a high-class prostitute. But little do they know, that the mistaken concept they have of the geisha is that of another kind of entertainer, the oiran, who no one really knows about; also, the mizuage and the American Occupation after World War II were the key factors that contributed to the misconception that the geisha is a prostitute. Before laying out my stand regarding as to why not the geisha is a prostitute, it is important that things are made clear and explain the differences between these professions.

       First, let's explain what the oiran is. The word “oiran” is composed of two kanji ideograms: “flower” and “leader”. The oiran in many ways are the predecessors of the geisha and at the same time, they are  nothing like them; "they knew who and what they were and turned wanton provocation into an art." (Richie, 2002) The oiran were “woman of pleasure” because they also performed the arts of dance, music, poetry, and calligraphy to entertain their clients, because of this, they were not considered merely prostitutes. Since they did sell their bodies, their obi1 is tied to the front so it would be easier for them to take off their kimono several times a day. Among other reasons, only oiran and yûjo2 would tie their obi to the front for these two are the only ones that sold sex. The oiran tradition died around 1750, when the geisha became popular.

       “Geisha”, on the other hand, is composed of two kanji ideograms: “art” and “ doer (doing that work)”. As Tiefenbrun explains, the first female geisha of the l750s were not like courtesans because they were not bound by tradition or formality, and could take sexual partners or lovers if it pleased them. One good example as to why geisha were not prostitutes, is that by l779 the geishas were taking business away from the brothels, so rules of conduct were established to distinguish the geisha from the courtesans and prostitutes and to ensure that the geisha did not steal their customers. The rules were as follows:
       1) Geisha were to be recruited from the less beautiful women. 
       2) They had to wear a severe kimono and a very simple hairstyle.
       3) They were to work in twos or threes and never be alone in order to discourage propositioning of sex.
       4) They were not to sit too close to guests.
       5) If a geisha was found to contravene the regulations, she was liable to lose her license for several days or permanently.
       If a geisha chose to enter into a sexual relationship with a client, that was legally classified as “misconduct” and not “prostitution”. Such activities were the free choice of the geisha. Prostitution was never something geisha were forced to do. (Tiefenbrun, 2003) 
Also, Tiefenbrun gives us a forceful argument that the geisha were legally not recognized as prostitutes:this event happened in 1841 the government passed a series of edict in order to remedy the problem of public morality.  Several thousands of prostitutes and geisha were rounded up from the unlicensed districts and dumped into Yoshiwara, Edo's red-light district. In contrast to the prostitutes, geisha were allowed to return to their work so long as they promised to restrict their activities to music and dance. (Tiefenbrun, 2003) It is wise to mention that the geisha would always tie their obi on their back and it was very hard for a geisha to untie her obi on her own. When a geisha is dressing up, at least two people are required to help her dress.

       Thirdly, we have the geisha trainee or the maiko. The word “maiko” is composed of two kanji ideograms: “dance” and “girl”.  Maiko would begin their training since they were children. They would help maintain the okiya3 doing severe chores and eventually taking dancing, music and singing lessons. When she was of the appropriate age, she would be taken under the wing of a senior geisha (or big sister) and would accompany her to parties. Normally teenagers, the maiko would dress flamboyantly, compared to the geisha, and would maintain a pure girl and childlike image in hairstyle, make-up, clothing, (her neck collar was red, and her geisha counterpart wore her neck collar white). Maiko are the ones who use the think white make-up; when someone thinks of "geisha" and the white face comes to mind, it's really the maiko they're thinking about. Geisha only wear the white make-up on special occasions.
   
       Now that we know the differences between these professions, we can safely discuss why a geisha is not a high-class prostitute, or a prostitute alone, but a rather flirty entertainer. The first key that plays a huge role in this misconception, is the argument that geishas sell their virginity to the highest bidder. This idea has been brought to us by recent movies and books, but to say this is true, is totally unfair and erroneous; it would be like affirming that we are all prostitutes for selling ourselves when attending a job interview, or that we support prostitution by paying teachers for their time and presence in order to educate.

       "The word 'mizuage' is a term used to describe a woman's first sexual experience." (Dalby, 2000) It was a transformation from girl to woman and the male “perpetrator” was just a man who  had turned a girl into a woman. It was not embarrassing at all, it was normal. What was embarrassing about it, was to delay it. It marked a transition from maiko to geisha, from girl to woman and it was a requirement for the change of collar; it was a sign of maturity. A virgin geisha would be as ridiculous as  a virgin wife. The okiya had already invested a large sum of money in the girl, from her purchase (if she was recruited), education, housing, clothing, and so on, the mizuage was the first step to recover from that initial investment. The payment was not made to deflower the girl, but the cover the cost of her debut. (Downer, 2004)

       Nowadays, maiko and geisha chose their boyfriends and clients when they feel ready; there were even maiko who became geisha with their virginity intact. (Dalby, 2000) It was against the law to force a girl with a patron if she did not want to, but in that time, the girl's opinion was not taken into consideration and retiring before the mizuage was required was a solution that simply did not exist. The money the patrons payed for mizuage was used in celebrations around the community. Some geisha even claimed that, with this that money,  they could afford such meals that someone outside the geisha communities could seldom afford. (Downer, 2004) Going through this experience, was not a colorful ritual like it is now: it meant to mature and become and adult in the whole sense of the word. After the maiko went trough her mizuage, her clothing would change: they would leave those childish attires and dress like a geisha; more sophisticated, toned down and mature. This was the most transparent sign of their transformation.

        So we can see, that the claim of “geisha selling their virginity to the highest bidder” is false. Geisha did not sell their bodies; the maiko, on the other hand, never saw this as prostitution, it was something that it was even looked forward to; but movies and books who have to exaggerate certain scenes or acts to add more dramatic effects: to add more feeling to the Asian fairy tale they are narrating. We must not believe everything we see on TV or that is clearly marked as fiction.
       The second argument that claimed geisha are prostitutes, is that in fact, geisha sold their bodies to American soldiers. Let's look at the context of that day and age. The country was nothing more than rubble thanks to the two atomic bombs that struck the country. Most of the geisha were forced to leave their luxurious lifestyle and went from spoiled princesses to humble factory workers if they wanted to survive. However, during the American Occupation in Japan, prostitutes were more clever: they disguised themselves as geisha, claimed to be geisha and aimed to have some of their prestige by calling themselves authentic geisha. By servicing the GIs almost exclusively, the American soldiers called them “Geesha girls”; a mispronunciation. (Prasso, 2005) Americans, unfamiliar with the Japanese culture, could not tell the difference between legitimate geisha and these costumed prostitutes. Eventually, the term "geisha girl" became a general word for any female Japanese prostitute, "kimonoed" artists; it even included bar hostesses and streetwalkers. Geisha girls are speculated by researchers to be largely responsible for the continuing misconception in the West that all geisha engaged in prostitution.

       A prostitute is someone who is hired specifically for sex and we can clearly see that the geisha were not prostitutes; their job was to entertain men. They chose to have affairs if they felt like it, just like in any other kind of profession.  They couldn't even take off their kimono because her obi was tied in the back. Oiran, on the other hand, did sell their bodies and entertained customers. Maiko, however, did have it harder, since their rite of passage and requirements to become geisha her a bit more extreme; however, even they kind of looked forward to it; it was a painful yet necessary thing to go through. It was hard at first, but then they eventually celebrated it.  (Downer, 2004). Television and novels have greatly contributed to the misconception that geisha and maiko were forced to sell their bodies and that they lived unhappy lives which couldn't be further than the truth itself: these women were cunning and charming; they know how to handle men by boosting their ego. It was their job to make them actually believe that it was them who were in control. But it were the prostitutes who, disguised as geisha, made Americans believe (and even Japanese today do not know exactly what geisha do) that they were not only geisha, but prostitutes.


1. The “belt” used to tie the entire kimono and hold it in place. It is about 7 meters long.
2. Prostitute.
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Monday, November 15, 2010

A que no sabían que también soy artista.

He estado MUY ocupada con proyectos de fin de semestre, proyectos de servicios voluntarios, ocio y demás cosas, por eso tengo mi blog muy abandonado. Pero estoy con humor de actualizar, y como no tengo nada realmente qué decir, entonces compartiré con ustedes una imagen que creé  hace unos meses, que, espero yo, hable más de lo que yo puedo decir ahora. He nombrado esta fotomanipulación como "La Trinidad Maldita", ustedes seguramente podrán decirme por qué "trinidad" y otros más afortunados, a qué se debe el nombre y qué representa.

Juzguen por ustedes mismos y digan no a la piratería.


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Wednesday, November 3, 2010

Scat de Madrugada

Amadísima mía,
¡Hacía tanto tiempo que no te admiraba!
Como un marido ingrato que no aprecia las curvas de su esposa.
Ahora veo tus colores por capricho del destino;
tus azures me recuerdan nostalgias de antaño,
y a tus lunares de diamante
les escucho contar sus historias.
¡Qué bonito ese, el que tienes cerca de tu sonrisa argéntea de gato Cheshire!
Cuéntame, nuevamente, sobre aquella interminable batalla que narrabas,
donde tus cobaltos eran invadidos por las luces de oro,
sobre cómo cedías, impotente a su poder,
para después reclamar los corazones de los hombres nuevamente con el ocaso,
dominar la noche e irradiar en pleno amanecer.

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Saturday, October 23, 2010

Lectura para el baño


       Es la pesadilla de cualquiera de nosotras; no sé de los hombres porque no soy uno y jamás he tenido la necesidad de utilizar una de estas instalaciones diseñada específicamente para ellos. Pero desde el momento en que a una le dan ganas, es una doble maldición. Tal vez triple o cuádruple e inclusive quíntuple, si el día es verdaderamente malo. La verdad es que una prefiere aguantarse las ganas de ir o si por ahí tiene palancas, pide permiso para entrar a los de los VIP, porque dudo que cualquiera de los altos mandos baje de las alturas y use los de la plebe. Me estoy refiriendo, por si aún no lo han deducido, a cuando una de nosotras tiene la urgente necesidad de, en de la Facultad de Idiomas en la UABC, a una de nosotras nos dan ganas de ir al baño. ¿Por qué es una pesadilla? Primero porque es un baño público, y cualquiera, literalmente  cualquiera puede entrar. Segundo, porque jamás hay papel, tercera, porque rara vez hay agua para los inodoros; cuarto, porque no sirven los lavamanos, y en quinta, porque las mujeres son muy cochinas. ¿De verdad es necesario que en lugar de usar mi materia para escribir un ensayo persuasivo sobre, no sé... concienciar a la población sobre la importancia del voto o de la crueldad hacia los animales, tenga que utilizar la oportunidad para concienciar a las mujeres de la higiene en los baños públicos?
        ¿Es que su sentido común no les dicta un código de ética y conducta? Tal vez ya han ignorado su conciencia a tal grado que por más que ésta les grite que limpien sus gotitas amarillas del inodoro, ustedes prefieran dejar evidencia física de que ustedes estuvieron ahí. Como ciertos animales que orinan a diestra y siniestra para anunciar “yo estuve aquí”. (Amiga de docencia, me estoy refiriendo a ti cuando tuve el “gusto” de encontrarte en el baño y me tocó entrar después de ti).
         ¡Y no nos metamos aún en el otro tipo de evidencia que les gusta dejar! Sean honestas: ¿en sus casas dejan evidencia en el bote de basura sobre lo mal que les cayeron los taquitos que se cenaron la noche anterior? Al menos voltéenla. O peor aún: ¿dejan evidencia de la roja en el bote de basura o gotitas rojas en el piso? (Sí, compañera de traducción, sé que fuiste tú). ¿Por qué dejan la raja de canela flotando felizmente en el inodoro? ¿Es una competencia a ver a quién le sale más bonito, o qué? Tenemos la bochornosa necesidad de traernos papel de nuestras casas porque la UABC vergonzosamente carece de la habilidad de proporcionarnos esta herramienta básica de higiene como para gastarlo en limpiar “detallitos” extras en la taza del inodoro.
         Ya ni se diga de los lavamanos, que ellos tampoco se salvan de la tiranía femenina: ¿es necesario que, al peinarse sus sedosas cabelleras, dejen sus pelotes negros sobre el lavabo y dentro de éste? Al menos échenle agüita, para que se vaya por el drenaje y cuando se tape, puedan indignarse y decir que la “UABC no cuida sus instalaciones”.
        Mujeres, sus madres no viven en la universidad para limpiar tras de ustedes. Se supone que las mujeres somos las limpias. Sin embargo, lo único que dicen de ustedes es que tienen una doble moral increíblemente hipócrita y que son las criaturas más “antihigiénicas”, por decirlo amablemente y con varios adjetivos más de la misma calaña. ¡Mujeres, yo también uso el mismo baño que todas ustedes, no nos hagamos tontas! Las exhorto, no, ––les suplico–– que piensen en ustedes mismas y en las personas que les siguen y que por favor limpien su cochinero después de usar el baño.

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Monday, October 18, 2010

Dragones


       Todas las personas están regidos por algún elemento, eso es indiscutible. Todos tienen la influencia de algún astro o elemento en su comportamiento que marca el camino que deben recorrer en su vida, por lo que no era extraño que al entender el propósito de sus existencias, algunas personas cambiaran sus nombres para expresar algo más acorde a su personalidad o su misión de vida. Se pensaba también que, al usar referencias de animales en sus nombres, adquirirían sus míticas y grandiosas habilidades; una especie de animal protector que los guiaría por el sendero correcto y justo que habían elegido. Aquellos cuyo corazón estaba en el lugar correcto y eran regidos bajo el signo del agua, por tradición eran conocidos por sus dones curativos; su energía era dedicada a las prácticas mágicas. Su instinto esotérico, extremadamente agudo y excepcional, sólo era igualado por su habilidad de adaptación, su sensibilidad ante el arte y las personas y un asombroso don de purificar nutrir todo aquello que tocasen.  
        Dragón de Agua era la sanadora más preciada, no sólo de la corte sino su fama tenía tenía alcances legendarios. Tenía de costumbre por las madrugadas hacer rondas casuales por los aposentos de la reina. No era una mujer que necesitara ese tipo de servicios, pues era una mujer sumamente joven y sana; apenas gozaba de sus primeros cien años de vida, sin embargo no estaba demás tomar esas precauciones, después de todo era la persona más importante de todo el reino. Con su báculo firme en su diestra, llamó a la puerta con sus nudillos y al escuchar el permiso que necesitaba para entrar, hizo su camino dentro de aquellos aposentos.
Eran tantos años ya de servicio, pero jamás había podido acostumbrarse al aura tan pesada y fría que emitía aquella presencia. Era un secreto, pero Dragón de Agua temía severamente estar sola con la reina mientras no hubiera mucha luz en el lugar. Tenía su empatía altamente desarrollada, lo que significaba que, sin darse cuenta o en contra de su voluntad, su personalidad se adaptaba a las circunstancias y entraba en sintonía con el ambiente; inclusive había veces que ella no podía controlar la duración de los efectos secundarios, pues dependía también en gran medida sus propias emociones. Podía sentir su mirada, que a veces catalogaba como insana, clavarse en ella y no despegársele nunca; su voz se veía de la misma forma afectada al perder su valentía cuando se sentía observada por ella, pues se quebrara y apenas se le podía escuchar.

         –Lamento interrumpirle, Majestad –saludó, haciendo una reverencia respetuosa–, con su permiso me acercaré para cuidar de su salud.
        No se atrevía a mirarle. Pasó un momento de silencio y mientras Dragón de Agua colocaba su mano sobre su soberana para sentir su pulso, sintió el pequeño golpeteo de su latido colisionar con sus yemas. Respiró profundamente. Debía tranquilizarse y domar su personalidad, pero esa mujer era tan imponente...
        Pasaron unos minutos en silencio, Dragon de Agua se concentraba en sentir su pulso, colocando el dedo índice y el medio juntos, bajo el mentón ajeno.  

         –Nuestra pequeña plática de ayer me salvó la vida. Gracias.
        –Sólo cumplía con mis obligaciones, Alteza –deslizó su mano de su yugular hasta el centro de su pecho, donde una sutil luz mentosa, ligeramente argéntea emanaba de su índice y su medio–. Pero me intriga saber cómo es que estando sola y completamente vulnerable, él no hizo nada.
        –Igual yo quisiera saberlo –mintió–, pero cuando se percató de que estaba despierta y armada, prefirió huir.
        Dragón de Agua notó que, justo cuando ella mencionaba esas palabras, sus latidos se incrementaron considerablemente, mas no era sabio acusar a una reina de mentirosa, y mucho menos cuando no se tenían más pruebas más que las intuiciones, aunque muy acertadas, de una sanadora empática.
        –Es un hombre loco... me encargaré de reforzar la guardia, y mantener a los soldados alertas.
        –Ese es trabajo para Viento, él es el responsable directo de la milicia –respondió con ímpetu– tú encargarte de lo habitual.
        La rubia se limitó a asentir una vez y a seguir en silencio con su chequeo. Después de eso, se disculpó y se retiró.

        Cerró la puerta tras ella y al observar al frente, por la ventana podía apreciar los cautivadores tonos de cerúleo que inundaban el cielo, conforme los primeros rayos de sol intentaban darse a notar. Aún había bastantes estrellas destellando sobre ese manto de suave terciopelo, y suspirando, se acercó y poder apreciar el elegante panorama. Se sentía de alguna forma furiosa, que era un sentimiento que solía experimentar siempre de estar sola con la reina. Así que, intentando neutralizarse, inhaló profundamente, inflando su pecho; sus pulmones se llenaron de aquel helado aire, deliciosamente, y al exhalar, visualizaba que de sus nariz y su boca se escapaba aquella intensa emoción, Inclinó la cabeza, con la idea de cerrar sus ojos y seguir con sus inhalaciones, pero, antes de poder hacerlo, su atención se vio arrebatada al ver una silueta familiar caminar tranquilamente brazo con brazo de otra persona. Los latidos de su corazón parecieron detenerse de inmediatamente, dejando ecos que parecían vibrar en su pecho, resuenos de envidia desmedida, celos y coraje. Sintió sus hombros tensarse y su respiración se volvió pesada mientras intentaba controlar sus emociones para verse lo más sutil posible. Dragón de Fuego iba acompañada de Dragón de Viento, y la sola idea de verlos juntos, riendo, disfrutando de la compañía del otro, la carcomía por dentro, intoxicándola, lentamente, sin vuelta atrás. Si las miradas de verdad pudieran matar, ya lo hubiera aprovechado, pensó la furiosa rubia. Para ese entonces, ya habían salido suficientes rayos de sol, y en ese instante, una sombrea pareció volar por encima de ella, obscureciendo su rostro momentáneamente; cosa de la que no se percató. Sin embargo sí logró escuchar un ruido que la extrajo de aquel mundo de pensamientos en el que se había sumergido; algo se había estrellado contra el suelo; un ruido fuerte. Al voltear la mirada, varios bloques de cemento y piedra se habían desprendido de los arcos a su lado. Temiendo que fuese uno de los rumorados ataques de las gárgolas, se apresuró a investigar, perdiéndose entre los corredores del castillo; sin percatarse de que pasaría de largo por otra pequeña silueta escondida por su lado que pasó desapercibida; sin embargo, ésta no le quitaría los ojos de encima por ahora.

        Habían pasado ya algunas horas, así que ya estaba entrado el medio día y Dragón de Agua haciendo sus respectivas guardias. Los cuatro dragones estaban delimitando el perímetro; la reina se encontraba cerca. Era su deber no apartarse de ella, después de todo. El calor se hacía insoportable, pero nada era tan pesado y tan asfixiante como los celos y el mal humor que aún acosaban a la maga. Se sentía traicionada, después de todo. ¿Traicionada? No, no era eso... ella tenía derecho de escoger. Frente a ella, Dragón de Fuego se encontraba observando al frente, tan estoica como siempre y tan distante como nunca. A su lado, Dragón de Viento; quien no le podía quitar los ojos de encima. A espaldas de la rubia, Dragón de Tierra, quien se limpiaba el sudor de la frente con su puño. Él pareció sonreírle de forma condescendiente cuando sus miradas se cruzaron. Intentó responderle la sonrisa, pero no podía fingir algo que no sentía; las mujeres, y más si son de Agua, son incapaces de no ser transparentes, así que apartó la mirada. Entre sus manos, tomó con fuerza su báculo, cómo si con eso pretendiera desahogar su coraje.

       –No importa cuánto castigues a ese báculo tuyo, no sucederá nada –la voz que provenía de sus espaldas era grave, vieja y rasposa; pero se notaba un cierto cariño en su forma de hablar. Casi como el de un padre sabio. Dragón de Agua volteó su rostro inmediatamente–. Desde hace tiempo que te noto preocupada. ¿Qué es lo que sucede?

       ¿Pero cómo iba a contarle a él, si ni siquiera ella sabía qué era lo que pasaba por su mente? Así que intentó, en vano, evadir al viejo líder, diciéndole que realmente no pasaba nada; que era resaca emocional de su previa cita con la reina.

       –¿Realmente esperas que me crea eso? Vanya –este era el nombre real de la maga, salvo que nunca se mencionaba–, te conozco desde hace mucho tiempo, y eres bastante fácil de leer. Vamos, cuéntame; no me gusta verte así.

       ¿Y con qué derecho venía éste a obligarle a contarle su drama emocional? Ni siquiera pensó, ni si quiera consideró, ni siquiera le importó, sólo reaccionó y cedió a su infantil explosión de enojo.

       –¡Pues si tanto te interesa, averígualo tú mismo!

       Y al terminar, lanzó un conjuro que le permitió saltar desde el terraplén, como casi flotando, hasta caer de pie sobre el suelo y alejarse. Quería estar sola. Más bien, ella misma sabía que estaba insoportable; ella misma ni si quiera se toleraba, cómo podría hacerlo alguien más. Ahogándose en sus propias emociones, caminaba de un lado a otro de forma errática, con la mirada firme en el piso; pensando y repasando sus teorías una y otra vez. Tanto, que no se percató de aquella enorme sombra que pasó sobre ella, cubriéndola por completo, yendo directo a la aldea más cercana al castillo. No fue hasta momentos después cuando la ráfaga de viento causada por el movimiento azotó su cuerpo, obligándola a mirar hacia atrás, percatándose de loas varias bestias que perpetuaban el ataque.


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Sunday, October 17, 2010

Desvarío #2: Boceto.


       Mi mentira... mi inocente mentira está hiriendo a las personas alrededor de mí. Estoy empezando a preguntarme si este es mi verdadero yo en realidad...

      Dragón de Agua detuvo sus andares al concienciarse de su pensamiento, quedándose rezagada poco a poco hasta que el resto se perdió en el horizonte; olvidándola, sin darse cuenta. Observó a aquellos tres alejarse de ella, melancólicamente, preocupadamente mientras poco a poco se retiraba la capucha de la cabeza. En especial la observó a ella; a su larga cabellera pelirroja atada ordenadamente y sintió cómo se arrugaba su estómago violentamente y cómo su corazón se detenía cuando lo último que vieron sus iris turquesa fue cómo ella lo miraba y cómo él colocba su mano sobre su cadera, atrayéndola ligeramente hacia él. 

         Amor... ¿celos? Felicidad ajena... 

       El cielo se empezaba a nublar conforme repetía una y mil veces en su cabeza cómo le asqueaba la felicidad ajena. El viento pareció apiadarse de su cargo de consciencia y suavemente acarició su cuerpo, fríamente, jugando con su larga cabellera rubia. Suspiró pesadamente, bajando la mirada y cerrando sus ojos intentando relajarse; y apoyando su báculo sobre el suelo, volvió a emprender camino, disfrutando agridulcemente de la compañía de su soledad. Un castigo anhelado o una recompensa rechazada... no sabía con certeza, salvo por el hecho de que era un dolor que no le dolía del todo. Tal vez aquel sentimiento era meramente un acto masoquista.
        Caminó seria, con una expresión neutra en su mirada, escondiendo su dolor lo mejor que su habilidad le permitiese, y al girar su rostro hacia atrás, volvió a detenerse al observar los cadáveres de las gárgolas que yacían en el suelo. Las envidiaba. Todo sería más fácil si ella fuése una de aquellas gárgolas. Su muerte sería tan sublime, si fuera aquella espada ardiente que peforara su pecho...

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Wednesday, October 13, 2010

Desvarío #1

Recuerdo cuando tú me dabas esperanza.
Y ahora que ya no te tengo,
¿Dónde hay lugar para ella?


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Friday, October 8, 2010

En pro de la adopción entre parejas homosexuales.


       Cuando yo era niña, no tenía una familia unida; teníamos muchos problemas y yo los afronté sola y confundida. Mi relación con mis padres fue intermitente y conflictiva en su mayoría. Hubo un momento que influyó severamente en mí cuando mi madre se fue de casa por años y mi padre fungió tanto como padre y madre. Pasé por la etapa de mi primer novio, mi primera carrera y su graduación, mi primer empleo serio. Cuando faltaba un mes para la fiesta de graduación y aún no tenía vestido, me solté a llorar desesperada una noche; al día siguiente mi padre me consiguió telas, modista y diseño; y con muy buen gusto. Cuando caí en una depresión que me duró otros años más al perder mi empleo, él estuvo ahí apoyándome económicamente, cosa que se espera de un padre. Sin embargo, en ese mismo momento, cuando mi relación amorosa de casi seis años terminó, él estuvo ahí afectuosa, moral y cariñosamente todas y cada una de las veces que no podía evitar el llanto. Jamás tuve la necesidad de recurrir a mi madre o a alguna figura femenina. La ausencia de mi madre no me impidió tener un “rol femenino” del que se espera recibir afecto, mimos y cariños constantes.
       La naturaleza del ser humano es temerle a todo aquello que desconoce; le llaman “miedo a la obscuridad” al miedo de desconocer todo aquello que se esconda en lo que no pueden ver, esté su miedo fundamentado apropiadamente o no. También es normal que el ser humano tema a todo aquello que sobresalga, aunque no necesariamente correcto; el humano es criado para discriminar todo aquello que no sea como él; haciendo del mundo un lugar muy cruel para todos aquellos que son diferentes en cualquier aspecto. ¿A qué voy con todo esto? A que este mismo miedo sucede con otras cosas, como, digamos, la adopción por parte de parejas homosexuales. Este miedo, en casos lamentable, irracional, obsesivo, ignorante e hipócrita, está bien o mal fundamentado en mayormente tres aspectos: el biológico, el psicológico y los mitos.

       El argumento más popular tiene un carácter biológico, y a pesar de que goza de la popularidad que tiene, es el más absurdo e inverosímil de todos: “si la naturaleza quisiera que dos seres del mismo sexo tuviesen hijos, entonces sus cuerpos estarían diseñados para reproducirse.” Si la naturaleza quisiera que las mujeres tuviéramos uñas rojas, entonces nos las hubiera dado. Sin embargo, mientras no somos capaces de hacer que nuestras uñas cambien de color, tuvimos la conciencia de crear químicos que nos permitan lucirlo. Si la naturaleza quisiera que tuviéramos rayitos en el cabello, también nos los hubiera dado. Pero si la naturaleza no quisiera que seres vivos prescindieran de una hembra, entonces no permitiría la reproducción asexual en plantas y animales. Si la naturaleza no quisiera que voláramos, no hubiéramos desarrollado una conciencia que nos permitiera crear artefactos que nos ayudasen a surcar los cielos. Si la naturaleza no quisiera que nadáramos, no nos daría la habilidad de crear tanques de oxígeno que nos permitieran permanecer bajo el agua grandes cantidades de tiempo. Si es que la naturaleza no quisiera que dos personas del mismo sexo se enamoraran, entonces no permitiría la homosexualidad en ninguna de sus especies: animales, plantas, y seres humanos desde el principio, y sin embargo, la homosexualidad ha existido desde que el primer ser vivo está en el planeta. ¿Nuestra capacidad de ser diferentes nos hace anormales? Hacemos tantas cosas que son “antinaturales” todos los días que las consideramos correctas o inofensivas, como pintarnos el cabello, someternos a cirugía cosmética, tatuarnos, entre otras cosas. ¿Por qué clasificamos como incorrecto o antinatural la posibilidad de que dos personas del mismo sexo puedan criar un hijo? Así como nos sobrepusimos a la discapacidad de tener tal cosa, también podemos sobreponernos a la creencia tercermundista de que dos personas homosexuales no tengan el derecho de formar una familia. La naturaleza es sabia mas no perfecta. Estamos en un proceso muy lento pero siempre constante de evolución. ¿Por qué tenemos que esperar a que nuestros cuerpos evolucionen a ese punto para aceptarlo? Si es que la naturaleza no quisiera que dos personas del mismo sexo pudiesen adoptar, no nos habría dado la capacidad de amar, ni de pensar en dicha posibilidad, ni de luchar por ella.
       O tal vez este argumento se refiere a la naturaleza humana. Los animales se reproducen por instinto, por naturaleza; no por la necesidad de dar amor ni tener familia. Los humanos sí, pues tenemos la capacidad de amar incondicionalmente de raza, sexo, preferencia y varios demases. Parece irónico, que a pesar de esta afirmación, hay cuervos que adoptan gatitos, gatitos que adoptan pollitos y perritos que adoptan cochinitos –animales que constantemente exhiben comportamientos homosexuales–, nosotros consideramos incorrecto que personas de nuestra misma especie adopten. Por lo tanto, la naturaleza humana es lo más imperfecto que hay: somos el cáncer del planeta; parásitos por excelencia. Somos la única especie que se cree superior a otra, somos la única especie que asesina por dinero, somos los únicos seres que prohíben a sus semejantes el derecho de entregar amor. ¿Por qué tomar una especie como la nuestra como ejemplo para decir lo que es correcto y lo que no? Términos como “natural”, “correcto” y “normal” son subjetivos y relativos; no son absolutos ni infalibles. Estos términos se adaptan a los tiempos y a la cultura sin mencionar que varían según al individuo que los piensa. Es lamentable etiquetar de estas formas a algo que no debería tener clasificaciones.

       Comprendo que se enfoquen en los daños psicológicos que puede sufrir un niño tanto por una adopción, que por ser criado por una familia diferente en todos sus aspectos. Se

Thursday, October 7, 2010

A Bittersweet Description of Someone I Knew.

      When I first heard of this assignment, his memory pierced through my mind like a violent arrow in the darkness of my mind, heading straight for the target; puncturing it aggressively, tyrannically, evilly; right in the bulls-eye of my pride. Naturally, I immediately went into a defensive or denial state of mind. Now that I could not delay it any longer, I took a deep breath and began writing. The words that come into my mind and that I instruct my fingers to write, still cause an effect on me; a feeling I rather not harbor again; but there is really no one I would want to write about, but him.
     More than I'd like to admit, I've been dependent on someone else's wisdom and company so I could feel safe and stable. If I could find one metaphor to explain how my life has been, I would picture something from the top of my head, randomly, and say it would be like a Greek temple that is barely sustained by one pillar, which is keeping the roof from falling over preventing it from breaking into millions of pieces if it was to crash on the floor. However, even though the most important people in my life have subtly come and chaotically gone, I've been quite lucky, since I realize that up until now, I've never been alone per-sé: there has always been someone who has taken over the place of that person who left.

     The man who I want to talk about had a huge impact on my life; for both good and bad, he became my most trusted and loved friend and pillar, and I madly hung on to him: his wisdom, his maturity, his cleverness, his “badassness”... I could go on and on, so, using a small amount of words, I adored his whole self. And after all this time even though I've overcome my denial over his unexpected departure, my eyes begin to water as I write these words by the mere thought of his name; and if my thoughts could be heard, the voice that speaks would surely break in the same way he broke my heart. It was the first time I loved someone for who they really were. It's funny... I don't even remember his real name anymore, maybe it's a self defense mechanism, maybe I have really forgotten it, but I will always remember the nickname I would call him by: "Tío Lechuga"; and he would lovingly joke back with me and call me his “Sobrina Manzana”. He lived in Venezuela and was 21 years old, if my memory still serves me right. I can only come up with a vague description of his physical appearance, since I only saw him once. He was very weary of showing how he looked like. He was a tall person, chubby, huggable. He had light colored hair, and had quite a bald spot. He hated it, even though the mere thought of it makes me smile albeit faintly. He was also Caucasian; I think his eyes were dark and he had a prominent chin. I would say he had small eyes and an icy stare, maybe even dark, somewhat evil, but then again I may be biased on how things turned out. The sound of his voice makes my heart freeze in anger now, but before it made me feel like a vocal, ethereal hug; it soothed me. I can't help but notice that adorable subtle little sigh of air that he spoke in between his s's when I listen to his recorded messages in his lovely accent.

      I remember how jealous I felt when he talked about my best friend. I remember hating both of them though I really didn't: I hated the fact that I lost before it even began. In those days, I was tagged in a meme1 to describe some friends, including himself. He was the hardest to describe because he was a mixture of good and evil; extremely cunning, an excellent manipulator yet noble, loving and caring. He would know what to tell to everyone to achieve his own purposes; he had a strong presence that could be felt even if our communication was strictly between computers. His love interest was once caught in a bad situation were, because of a mistake she made, had the worst reputation and and was severely criticized; the person she loved at the time decided to not forgive her. He manipulated the circumstances in order that her love interest at the time returned and decided to give her another chance despite the facts that he loved her and wanted her to be with him and no one else. That captured me in such a way, that it made me look up to him and admire him even more. That was the moment that made me admit to myself that I felt for him more that just friends. I knew it was going to be hard, but I decided to stick by his side; I valued his friendship over any other thing in the world.

      However, our friendship wouldn't last as much as I would have liked. It was a bitter ending, left with unanswered questions and unvoiced thoughts. I don't know what I would say or do if I have to face him again, even if it's virtually. There is an intense ambivalence stirring up inside, and my conscience is trying to smooth out any emotional outbursts, though clearly is losing ground. I haven't met anyone else quite like him: so cunning, so righteously evil, noble, sweet and kind. Up to this day, his wisdom is still remembered as a legend in my memory; and the way he always defended his ideals left an indelible garnish, like if it was made with a burning iron, on myself. However, up until now, I would not change anything. Why? Well, because I may not like how things end, I may even hate the way they turned out, but, then again, thanks to this, I learned many things: like who he really was and who I thought he was, who I was and who I thought I was, that emotion knows no boundaries, and that definitely, I rather be hurt with the truth and not be lead on with a sweet lie.

1 A phrase used to describe a catchphrase or concept that spreads quickly from person to person via the Internet.

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Saturday, September 25, 2010

Symbolisms Behind "Revolutionary Girl Utena".

“The Ohtori Academy. It's like a beautiful, prison isn't it? Students obey insignificant rules and yet they are surrounded by luxury. A cage worthy of a king. It's easy to forget the real world, the one that awaits us just behind the prison's gates.”

      -- Akio Ohtori

     Revolutionary Girl Utena is, at simple glance, a Japanese animation about Utena Tenjou; a tomboyish teenage girl who after meeting a prince as a child, swore to become a prince herself (in manner of dressing and personality) in order to save princesses. Guided by his promise to meet again using a ring he gave her, she arrived at Ohtori Academy where she meets a girl named Anthy Himemiya who is involved in an abusive relationship. Utena fights in Anthy's behalf and gets pulled into a series of sword duels against the members of the student council, who are also involved in this dueling game. Anthy, known as the “Rose Bride”, becomes engaged to the winner of each duel and is thought to be the key of “bringing the world revolution” since she is said to be capable of granting any wish when the game is defeated; so the champion of the last duel gets challenged constantly.
     This story about a “prince” saving a princess is told in its own unique way using elaborate metaphysical, surreal and allegorical symbolisms. However, all of these elements combined explain implicitly that this story is not just about a mere duel championship. Revolutionary Girl Utena is really about adolescence, it's scars and the process that every teenager must go through in order to mature.

     One of the biggest (and yet hardest to find) metaphysical symbols, is the high school campus itself. For instance, in the television series, the school represents that stage of the immature teenager who thinks he or she can live in his or her comfort zone; whether it is a psychological self-defense mechanism or an actual physical place that the teenager is scared to leave. In Anthy's case, for example, once she becomes conscious the awful position she's in by witnessing Utena's sacrifice, she decides not to continue being the Rose Bride, her comfort zone, any longer; leaving everything behind and implicitly telling us she does not have the need to be part of these duels any longer (Ep. 39); whereas in the movie, the school is physically her comfort zone. This symbolism is taken to another point of view throughout the film: the walls, stairs and blackboards move constantly; representing Utena's confusion or state of mind in a current situation. However, once she decides she does not want to dwell any longer in her self-pity and decides to take Anthy with her to “the outside world”, the campus' walls stop moving and become firm. In the movie, “the outside world” is a metaphysical metaphor of “maturity”; school life is considered immaturity and fantasies, compared to “the real world”.

     A great example of the use of allegorical metaphors in the television series, happens with Nanami Kiryuu, the most childish and immature character as she goes through her menarche during the series. This is represented in such a subtle way that this goes unnoticed until the episode is seen at least two times. One day, Nanami wakes up noticing she has lain an egg and, this being anything but normal, keeps it a secret. As the episode progresses, she suspects she may be the last person on campus to actually lay an egg. Embarrassed, she seeks the advice of the beautiful and wise Juri Arisugawa, the president of the fencing club. Hilarity ensues when Nanami is talking to her about an “egg” and Juri about a “ball” that she has had since she was younger which got bigger and heavier as she got older. Nanami thinks Juri is very experienced and feeling humiliated that it has taken her so long to lay an egg, runs away. Eventually, we realize it's a huge misunderstanding as we are shown that Juri was referring to a bowling ball. At the end of the episode, Nanami wakes up thinking it was all a dream, but when she looks under her covers, we see that very same egg, only broken.

     Akio Ohtori, Anthy's older brother and acting headmaster by marriage of Ohtori high school is the hugest allegorical symbol yet. He represents the adult world and all its components: lust, money, power, greed, politics, corruption and much more; he is the devil himself. Akio is the only character who physically resembles an adult, meaning, his dreams and nobility have been corrupted and perverted by power. He seduces Utena (and everyone else in the story for that matter) to do as he pleases, and just like irony and consequence should have it, uses it against her. He also enslaves his own sister for his very dark and sinister purposes.

     The movie offers more surreal metaphors than its counterpart, one of these examples is the beautiful dance scene between Utena and Anthy. In the film, these girls apparently switch personalities intermittently, creating some conflict that they need to solve in order to move on. This happens when they decide to get to know each other by dancing on the flooded rose garden. Not only the visual elements of this scene are breathtaking, but the fact that their reflection on water is different from what they really look like, makes you think if that is what they are to become. Or better yet: when the scene is turned upside down and their reflections have now become the real persons, tells you Utena's insecurities are being replaced by her true feelings about herself; and both Anthy and Utena are speaking now with their hearts.
     Also in the film, Utena has managed to overcome the majority of her obstacles except one. Enter Touga Kiryuu. Utena's (unrequited) love interest and ex-boyfriend who no one knows and no one can see but her alone. She harbors resentment towards him and it is incredibly hard for her to get over him as she feels abandoned unjustly by him. Eventually, she feels brave enough to confront him and we realize that Touga is dead and is a figment of her imagination. Soon we learn that he drowned when she was younger as he tried to save a little girl in a river. As soon as Utena comes to peace with this and is able to say her goodbyes to him, she is ready and confident to bring forth revolution and save Anthy, taking her in her ride to “the outside world.”

     There are so many symbolisms in both the movie and the television series that it is impossible to explain them clearly and see how important they are, given the fact that both animations are a metaphor inside a metaphor that, at the same time, is also inside another metaphor.
     Everything becomes a symbol in Revolutionary Girl Utena: colors, clothing, props, sounds, background music and the epic choruses that take part before every duel just to name a few. However, no matter how you look at it, once you get past the “where the creators on acid when they wrote this” phase, you can witness that the story is much deeper than it says it is, realize how great these animations are; and witness that apocalyptic battle of adolescence portrayed beautifully with all kinds of symbolisms. Or even better: you are left with a feeling that, when you conquer your adolescence, victory, does in fact, feels like you have just obtained revolution.

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